Esther y su pareja, Gabriel, han encontrado en Suecia un lugar ideal para vivir en familia.
Todo empezó hace unos siete años con un fuerte deseo de cambiar aires. Esta zaragozana extrovertida y habladora (ahora también en sueco) se marchó con su pareja, Gabriel, a hacer una estancia en Pello, un pueblo en la Laponia finlandesa pegado a Suecia. Ahora trabaja como médica de familia en Estocolmo y se muestra contenta e integrada. Tiene claro que su vida está en Suecia y volver no está en sus planes. Ha estudiado sueco en Institut Nòrdic mediante clases particulares en Aula Virtual.
Por Hannu Arvio
¿Cómo iniciaste el camino desde Zaragoza hasta Estocolmo?
Cuando estaba haciendo la especialidad de medicina de familia nos daban la posibilidad de hacer rotaciones en el extranjero. A mi pareja, Gabriel, le resultaba difícil encontrar trabajo en España, mis condiciones en el hospital eran las que eran y nos apetecía irnos a ver cómo estaban las cosas en otros países de cara a un futuro un poco mejor. Encontré un intercambio y en principio iba a ir a Alemania, pero en el último momento me lo cancelaron. Más tarde encontré un lugar para hacer rotación en Finlandia, concretamente en Pello (Laponia). Y allí me fui en abril de 2013.
Entonces, ¿fue una casualidad que te encontraras de repente en la Laponia finlandesa?
Así fue. Nunca nos habíamos planteado mudarnos a un país escandinavo. Habíamos hablado de lo típico, como por ejemplo ir a Reino Unido, que es lo que oyes y que conoces, y tal vez Francia o Alemania, pero ni de casualidad pensaba en marcharme a Escandinavia.
Ahora te encuentras en Estocolmo, la capital de Suecia. Pello y Estocolmo no están cerca, precisamente…
El centro de salud de Pello está en la frontera con Suecia y colaboran mucho entre los dos países. Conocí al jefe del centro de salud de Suecia y después de visitarlo me ofreció la oportunidad de acabar mi especialidad allí. Lo comenté con mi pareja y nos pareció bien: el frío no nos echó atrás. La experiencia en Finlandia fue excelente, tengo todavía amigos y hablo mucho con ellos y fueron los que precisamente me aconsejaron que aprendiera sueco: es mucho más fácil y, además, pagan mejor. Pero al final no pude ir a la Laponia sueca para hacer la especialidad, no nos salió por el retraso burocrático, y la acabé en Zaragoza. No obstante, continuaba estudiando sueco mientras iba mirando ofertas de trabajo en Suecia y en esas encontré un centro de salud en Estocolmo. El jefe era un español que me invitó a hacer una entrevista de trabajo, a pesar incluso de que mi sueco no era muy bueno.
¿Cuándo fue eso?
Hacia noviembre de 2014. También me enteré de que estaban buscando médicos españoles en otro centro de Estocolmo, así que fui a hacer dos entrevistas en un fin de semana y al final me decidí por la oferta en el centro de atención especial, ya que me gustaba más el tipo de trabajo a desempeñar. En ese momento me puse mucho más en serio con el sueco. Durante los últimos tres meses de la especialidad que cursaba en Zaragoza estudié sueco todas las tardes vía
online con Dea Mansten, de Institut Nòrdic. Acabé la especialidad el 10 de mayo y el 13 de junio nos mudamos a Estocolmo.
Te veo muy contenta. ¿Todo te ha salido con facilidad?
La gente dice que he tenido suerte, pero no es así. En realidad, ha sido mucho trabajo. Yo me esforcé, busqué, mandé correos electrónicos y fui a hacer entrevistas. Me lo he
currado mucho por mi parte, y sí, luego todo salió bien.
¿Suecia es un buen lugar para ejercer la medicina?
Es completamente diferente al sistema español.
¿En qué sentido?
En todos. Depende un poco del tipo de médico que seas. Yo como médica de familia puedo trabajar en centros de salud, urgencias de atención primaria o en las urgencias de los hospitales, un poco donde quiera. En España en los centros de salud tienes muchos pacientes concentrados al día y muy poco tiempo por paciente; aquí sin embargo dispones de mucho más tiempo para visitar el paciente, aunque la burocracia es inmensa. Pienso que los centros de atención primaria son buenos sitios para trabajar, y como hacen falta muchos médicos de familia, puedes negociar el horario que quieras, trabajar menos horas, reducir la jornada si tienes hijos… Además, el salario es individual: lo pactas, no hay un convenio.
Esther Andrés, en un mercadillo sueco como una sueca más.
¿Está bien pagado el trabajo?
¡Muy bien! En Suecia puedes trabajar sin tener la especialidad, ya que encuentras trabajo fácilmente, pero te pagan entre 3500 y 4000 euros al mes, como mucho. Los que hacen la especialidad sí que suelen llegar a los 4 000 euros; en mi último trabajo como especialista me pagaban unos 7500 euros al mes. ¡Pero ojo! Este salario es antes de descontar los impuestos, que hay muchísimos, aunque de todas maneras, compensa.
La sociedad sueca destaca por contar con numerosas ayudas sociales. ¿Disfrutas de alguna de ellas?
Sí, por ejemplo, cuando tuvimos a nuestro hijo Manuel la baja de maternidad y paternidad fue fabulosa: 480 días, divididos entre los dos por igual. ¡Es fantástico! La educación es casi gratuita: en la guardería pagas, pero muy poco y según tus ingresos. A nosotros nos tocó pagar 140 euros al mes, que es el máximo que se puede pagar. Además, nos dan unos 150 euros al mes por tener el hijo, con lo cual, nos están pagando la guardería. La sanidad es gratuita hasta los 20 años e incluye la atención dental también, e incluso sale gratis ponerse
brackets. Suecia es un país pensado para los niños. No es hasta que tienes niños que ves realmente el resultado de los impuestos que pagas.
Muchos españoles que se mudan a los países nórdicos se acaban quejándose un poco del mal tiempo. ¿A ti te afecta el clima nórdico?
Sí, los dos primeros años fueron muy complicados, pero el hecho de estar lejos de mi familia y mis amigos complicó más la adaptación, no tanto el clima. A parte del clima tienes que integrarte en Suecia. Por ejemplo, en la clase de sueco aquí en Suecia pensaba que lo estaba haciendo francamente bien, pero al ir a trabajar no me enteré de nada. Suerte que tenia mi jefe que hablaba español y me iba aclimatando, pero recuerdo que no fue nada fácil. Quizá era demasiado perfeccionista y quería hablar como una nativa. Hoy en día sigo estudiando y perfeccionando el sueco para tener un título y poder estudiar en la universidad, a pesar de que sé sueco y lo hago todo en sueco.
Vives en Suecia y trabajas en sueco. ¿A este paso vas a ser más sueca que española?
¡Es que ya soy muy sueca! Soy una persona muy tranquila, me gusta la vida en casa, me gusta ir a pasear por el bosque con Manuel y con mis perros. Somos muy caseros. Aquí hay mucha paz, a veces demasiada, pero te acostumbras. Cuando vuelvo a España noto que la gente grita mucho y está muy estresada. Eso me agobia y tardo un par de días en aclimatarme a esa realidad.
¿Qué consejos darías a alguien que esté pensando en mudarse al norte?
En general, mi experiencia ha sido muy buena. Estoy muy feliz en Suecia y hace mucho tiempo que dejé de pensar en volverme a España. Allí no puedo tener las mismas condiciones laborables, pero todo depende a qué te dediques. Hace falta personal sanitario, pero también muchos amigos míos son arquitectos y están muy contentos. Soy una entusiasta de los países nórdicos, pero tienes que saber a qué vienes. No vengas sin trabajo o sin nada concreto: no son países baratos para vivir. El carácter y la visión de cada uno también juega un papel fundamental: si eres de estar todo el día en la calle, desde luego, este no es tu sitio. Pero pienso que los países nórdicos dan mucho, en especial a los que tenemos familia.