Mario Venegas (El Papiol, Barcelona) creció estudiando noruego. Empezó a los 14 años, acabó todos los niveles y ahora, recién licenciado en International Business, tiene un puesto de prácticas en Oslo. Entre los jóvenes no es nada común estudiar un idioma nórdico, pero a él le enorgullece haberlo hecho. Aprender noruego en Institut Nòrdic ha tenido importancia fundamental en su vida.
Por Hannu Arvio
Hannu: Lo que me interesa bastante es tu inicio con el noruego. tenías 14 años cuando empezaste. ¿Quién tomó la decisión?
Mario: Realmente, todo comenzó porque yo jugaba a balonmano desde que era pequeño, y desde que vi en la televisión al equipo noruego de balonmano, mi mente se enamoró del concepto “Noruega” como tal. Empecé a buscar por internet e Instagram fotos, a seguir páginas de Noruega. Y mi mente fue como si estuviera viviendo en Noruega, con 13-14 años. Y a partir de ahí empecé con lo típico: a descargarme aplicaciones para aprender noruego, pero para pasar el rato. Poco a poco vi que me gustaba y fue mi madre la que me dijo que si me gustaba podíamos investigar y buscar algo para que aprendiera de verdad. Yo soy una persona que me gustan mucho los idiomas y tengo facilidad (para aprenderlos). Y mi madre fue la que dijo de apuntarme (a un curso). Ella fue la que dió con Institut Nòrdic y dije “pues para delante”. Hice el curso intensivo de verano y el resto es historia.
Hannu: Interesante. Entonces tu interés hacia Noruega vino a través de tu afición, que era el balonmano, después de ver al equipo nacional en la televisión. ¿Por qué el equipo noruego? ¿Qué destacaba?
Mario: Pues no recuerdo especialmente; simplemente recuerdo verlas jugar (era el equipo femenino). No sé si fue un partido en concreto que me marcó, o un partido contra España, por algún motivo una semilla se implantó en mi mente. Y a partir de ahí vino todo lo demás.
Hannu: Después tu madre te dijo que esto se podía tomar en serio. Supongo que vio que eras un niño aplicado, que te tomabas en serio el noruego.
Mario: Sí, mi madre siempre ha sido mi mayor apoyo. Si me gustaba algo, ella siempre me animaba a seguir con aquello. Y encontró Institut Nòrdic.
Hannu: En aquel momento tú estabas en 4º de ESO.
Mario: Sí, más o menos.
Hannu: En esta edad, muchos niños hacen otras cosas diferentes a estudiar noruego.
Mario: Sí, sí.
Hannu: En el colegio, ¿cómo se lo tomaron tus amigos? ¿Tenías que explicar por qué lo hacías?
Mario: Sí, en el colegio, a mis amigos, como yo siempre he sido una persona muy estudiosa, no les sorprendió tanto que estudiara una cosa diferente. Es verdad que todo el mundo me preguntaba por qué noruego. Creo que la pregunta de “¿por qué estudias noruego?” me la han hecho sin parar familiares, profesores, amigos, conocidos, incluso en entrevistas de trabajo. Siempre es la pregunta típica. Extrañaba y sorprendía pero la gente también decía que tenía sentido, porque siempre he sido una persona que siempre me ha gustado mucho aprender. Si alguien lo tenía que hacer era yo.
Hannu: Durante todos estos años, ¿te ha gustado responder a esa pregunta?
Mario: Sí, es una cosa de la que me enorgullezco. Es algo diferente que creo que en su momento elegí un poco al azar pero que luego durante los años que lo he utilizado, en clase o viajando, lo he disfrutado mucho. Mi respuesta quizá no es tan clara como la de la gente que estudia porque quiere ir a trabajar, o por su pareja… Yo digo que es por el balonmano y queda un poco extraño, pero es lo que siempre digo.
Hannu: Tú estuviste en las clases con Martine durante 5 años, más o menos, completaste hasta el nivel B2.2. De alguna manera, creciste con las clases de noruego hasta ser adulto. ¿Cómo te sentías en clase? No hablo del idioma en sí, si no de tu experiencia, ya que entraste en clase con adultos, donde había gente de entre 30 y 60 años. Tú eras el pequeño tratando de estudiar un idioma con temas de adultos: vivienda, hipotecas, trabajo.
Mario: Sí, sí, totalmente.
Hannu: Ahora que tienes 21 años, ¿crees que te ha afectado de alguna manera en tu crecimiento?
Mario: A ver, si que es verdad que yo ahora pienso que vaya coraje, vaya valor, meterme con 14 años con gente que llevaba años trabajando, que tenía muchas opiniones de la vida… Cuando trabajábamos temas como la búsqueda de trabajo, la vivienda en Noruega o temas sociales… Yo al final siempre he sido una persona bastante madura pero con Martine a veces nos reíamos y yo me adaptaba a las preguntas. Por ejemplo, si teníamos que hablar de nuestra primera entrevista de trabajo, pues yo con 14 años no sabía ni lo que era trabajar, yo me dedicaba a estudiar y poco más. Entonces mi respuesta era más cómo me imaginaba que sería esa primera entrevista de trabajo. Es verdad que yo siempre me he llevado bien con la gente más adulta y nunca he tenido ningún problema para hablar con ellos. De hecho incluso quedaba para tomar un café con algunos (de mis compañeros), aunque yo me tomase una fanta. En ese sentido, la dinámica nunca me afectó negativamente, y de hecho creo que es una cosa que me ha servido mucho al seguir estudiando o ahora en el trabajo para, con muchísima facilidad, relacionarme con todo tipo de gente. Yo desde que tenía 14, 15 años he estado con gente que tenía 50 años y siendo tan amigos. Me ha servido un poco para madurar, y es curioso que haya pasado en clase de noruego, porque solo le dedicaba dos horas a la semana a hablar con gente adulta.
Hannu: Sí, es curioso porque te has adentrado en el noruego y Noruega como si fueras un adulto, pero estudiando de niño en Barcelona.
Mario: Sí, de hecho cuando tratábamos temas de impuestos, yo había cosas que realmente no entendía y que las he aprendido a través de las clases de noruego, en general como concepto de la vida. Tema de impuestos, tema de la búsqueda de trabajo, o temas históricos, por ejemplo los vikingos. Son cosas que nunca había trabajado y que cuando las he tratado con 18, 19 años de alguna manera ya las conocía, y es extraño haberlas conocido en clase de noruego, es algo súper concreto.
Hannu: Claro, en clases de noruego ya trataste temas como la búsqueda de trabajo, impuestos, temas sociales, que vienen después del colegio.
Mario: Es curioso haberlo aprendido a través de estas clases. Es verdad que yo además del idioma aprendía otros conceptos, así que era como el doble de dinámico y de interesante para mi. Fue también lo que, siendo tan joven, me mantuvo en clase. Realmente aprendí un montón de todo: de la vida, del país, la cultura, el idioma en sí, de la gente a mi alrededor también aprendí un montón de cosas. Yo era como una esponja, yo lo cogía todo y espero que al final me haya servido en la vida.
Hannu: El idioma en sí, el noruego. ¿Te ha resultado llevadero estudiarlo?
Mario: Sí, no considero que sea uno de los idiomas más complicados.
Hannu: ¿Qué otros idiomas has estudiado?
Mario: Yo domino bastante el francés y estoy en un nivel B1-B2 de alemán. El alemán lo veo mucho más complicado gramaticalmente que el noruego. No sé si como cuando empecé con el noruego hace 7 años era más joven, esto ha hecho que se me haya quedado más a pesar de que no lo he practicado demasiado estos años. Pero lo retengo y mantengo bastante bien, y creo que es en parte por el idioma en sí y que la manera en que lo aprendí no se me hizo para nada pesada, además de que pienso que no es de los más complicados. Yo creo que se me hizo bastante llevadero y lo básico lo aprendí muy bien y aún lo mantengo bastante bien. Luego hay vocabulario concreto que, como en todos los idiomas, se te olvida si no lo practicas. Pero la base está bien asentada.
Hannu: Hablando del país en sí, ya has ido algunas veces a Noruega. Tu primera impresión fue el equipo de balonmano. Y desde allí has ido construyendo tu idea de Noruega. ¿Cómo lo ves?
Mario: La primera vez que fui fue en el viaje a Bergen de Institut Nòrdic con Martine, la clase de noruego y otros alumnos de otros idiomas. Ese primer viaje lo recuerdo como algo especial porque me lo pasé muy bien, y porque fui con mi madre porque no podía ir solo al ser tan joven. Ya desde ese momento Noruega me creó muy buena impresión. Luego cuando he viajado con amigos, he tenido más oportunidades de practicar noruego, por ejemplo en una cafetería, y al final también he conocido a más gente. Estuve de Erasmus en Copenhague porque en Oslo y en Noruega no se podía, así que elegí la opción más cercana. Y también conocí a gente de Noruega allí. Considero que la sociedad, pese que quizás en España somos más abiertos a todo el mundo, la gente que he conocido (de Noruega) me ha parecido súper simpática, el país en sí me ha dado buena impresión. Lo que tenía tan idealizado cuando era más pequeño, se ha traducido bien en la realidad. Me gusta el país.
Hannu: Personalmente, ¿ves como un proyecto el vivir allí en algún momento de tu vida?
Mario: Sí. De hecho a partir de agosto me mudaré a Oslo para hacer prácticas en el departamento de operaciones en una empresa de autocaravanas. Yo acabo la carrera este año y tenía claro que una vez la acabase quería mudarme a Noruega sí o sí. Ni que sea para quitarme la espina de haber vivido allí. Tantos años hablando de Noruega y realmente aún no he vivido ni he podido comprobar de primera mano cómo es vivir allí, más allá de una semana, que es lo máximo que he estado en Noruega. Busqué estas prácticas y mi idea es hacerme una buena idea del país, conocer a gente, conocer la cultura, viajar por el país y, si veo que es un lugar que me gusta, que me puedo relacionar y que acabo con una buena impresión, me encantaría por supuesto alargar mi estancia y desarrollar mi vida allí, si es posible. No te puedo decir que para toda la vida porque aún me quedan muchos años pero por lo pronto pasar una temporada medianamente larga seguro.
Hannu: En este momento ya has acabado el colegio, el bachillerato, estás a punto de acabar International Business y tienes unas prácticas en Noruega. De alguna manera, tu sueño de niño se está cumpliendo ahora.
Mario: Sí, totalmente, 100%. Cuando pienso en esa idea tan lejana y que no estaba estructurada de ninguna manera, poco a poco todo lo que he ido haciendo me ha llevado a poder conseguirlo. Y es algo de lo que me siento muy orgulloso.
Hannu: Tu camino, ¿lo aconsejarías a otras personas? Es decir, empezar aprendiendo el idioma para luego irte al país.
Mario: Sí. Es verdad que hoy en día vivimos en un mundo en el que seguramente no me haga falta tener el C1 de noruego para vivir allí, porque quizá cuando llegué allí la gente me hablará en inglés, a no ser que yo me imponga y me esfuerce mucho para hablar y que me hablen en noruego. Quizá no es obligatorio, pero si alguien de pequeño tiene una idea y le encanta un país, yo le recomendaría que aprendiera el idioma. Si te gusta Noruega porque te encantan los fiordos noruegos o te encanta Finlandia por los mil lagos, aprende el idioma. Ya sea porque quieras llegar al C2 por motivos profesionales, o simplemente porque al aprender el idioma aprendes la lengua, que a nivel de currículum siempre destaca, pero también aprendes sobre la cultura y el país. Yo en clase aprendía muchísimo más allá de la gramática y el vocabulario. Y luego, aprender idiomas, a quién le guste, es muy divertido. Conoces a un montón de gente y las clases son amenas. Y si luego quieres aprender más idiomas, también te sirve. Ahora que estoy estudiando alemán, me doy cuenta que el saber noruego me ha servido para que, sobre todo al principio, me haya resultado más fácil aprender alemán. Entonces sí. Mi camino es un poco particular, pero si alguien de pequeño tiene esa idea, aunque sea lejana, le recomiendo que vaya a por ella. No tiene nada que perder y siempre puedes dejarlo si no te gusta. Yo lo recomiendo. A mi me encantan los idiomas y siempre apoyaré a quién le guste.
Hannu: ¿Te gustaría añadir algo?
Mario: Mi relación con Institut Nòrdic es muy especial. Es algo raro, pero al ser tan pequeño también me ayudó a ser independiente. Por ejemplo, la primera vez que cogí un tren yo solo fue para ir clase de noruego. Yo soy de un pueblo, de El Papiol (El Baix Llobregat), y para ir a Barcelona nunca había ido solo y mi madre me dejó para ir a clases de noruego. Siempre que paso por delante del metro Urgell y veo la puerta siempre pienso en Institut Nòrdic. Yo lo tengo muy cercano en mi corazón porque me ha hecho madurar mucho. Entiendo que el camino sea diferente para otras personas, pero yo tengo esa conexión.
Hannu: De alguna manera has entrado a la vida adulta a través de Institut Nòrdic.
Mario: Sí, sí.
Hannu: En ese mundo donde están los estudiantes de noruego y de idiomas nórdicos. Suele ser gente bastante agradable. Es un mundo muy variado.
Mario: Es algo tan particular que tampoco hay tanta gente que se apunte, pero se crea un ambiente guay. Por ejemplo, mis compañeros. Hay una compañera de cuando estudiaba A2 que ahora está viviendo en Tromsø y ya he hablado con ella para ir a verla. Han pasado 6 años, ella tiene unos 40 y yo 21 años. Al final como tenemos eso en común se crea ese buen rollo y yo la verdad es que les tengo mucho cariño, mi madre incluso más (risas). Mi madre ama a Martine (profesora de noruego de Mario) y casi ni la conoce (risas). Entonces sí, hay mucho cariño.