Desde Värnamo (Småland), pasando por Oslo, Detroit, Malmö, Lund y, finalmente, aterrizando en Barcelona, este profesor de sueco de 31 años ya ha dado muchas vueltas. Desde hace cuatro años vive en el barrio de Sant Antoni, que le encanta, pero al mismo tiempo valora mucho su país natal, Suecia.
Entrevista por Hannu Arvio
– Hace aproximadamente un año que ejerces de profesor de sueco en Institut Nòrdic. ¿Cómo valoras la experiencia?
– Bueno, con Institut Nòrdic ejerzo de profesor para adultos, pero también soy profesor de sueco para niños. Sinceramente, me sorprendió que hubiera tanto interés en aprender sueco, nunca pensé que pudiera existir una escuela destinada a aprender sueco en Barcelona.
– ¿Cómo es el típico estudiante de sueco?
– Es difícil definir un único tipo. Sí que hay muchas personas que lo estudian porque su pareja es de Suecia y, aunque tienen contacto con el idioma por esa vía, no disponen de habilidades comunicativas suficientes para utilizarlo. Quieren marcharse allí en un futuro a vivir o a trabajar y, además, desean poder comunicarse con sus suegros y demás familiares. Aunque hay otros tipos de estudiantes, en lo que todos coinciden es en tener una gran motivación y ganas de aprender. A veces incluso se fijan tanto en los detalles del idioma que tengo que decirles que no se fijen en eso, que no es importante.
– ¿Qué es lo más fácil del idioma sueco para un castellano o catalanohablante?
– Lo más fácil son los verbos, porque en sueco se suelen usar en especial 3 formas verbales y, en cambio, en español hay muchísimas. Lo más difícil son probablemente ciertos aspectos gramaticales relacionados con la estructura de las frases, así como ciertas cuestiones de los pronombres.
– ¿Podrías decir alguna palabra que resulte especialmente difícil de pronunciar para los castellano y catalanohablantes?
– Sjuksköterska (enfermera); nadie la dice bien. Algunos están cerca, pero no lo logran, ya que esos sonidos, que son como «sj» y «sk» son muy complicados para todos, sean del nivel que sean.
– Pero supongo que es posible comunicarse bien en sueco sin llegar a este extremo…
– Sí, por supuesto, esa palabra solo es como una broma, la típica palabra que nadie puede pronunciar bien.
-Como sueco que eres, ¿qué es lo que más valoras de la cultura y la sociedad sueca, tan ligada al estado del bienestar?
– Claramente, la educación gratuita. Incluso si viajas para estudiar, puedes obtener un préstamo del gobierno a un interés muy bajo y tienes casi toda la vida para pagarlo, no te presionan demasiado para devolverlo. Ese préstamo suele cubrir casi la totalidad del importe y tú lo vas pagando después. También valoro mucho el sistema sanitario sueco, igualmente gratuito.
– ¿Dónde estudiaste?
– Estudié en Malmö y en Lund, dos poblaciones muy cercanas al sur de Suecia.
– ¿Cómo era tu vida allí como estudiante?
– De hecho, nunca llegué a pedir un préstamo al gobierno, pero lo que sí recibí son los 300 € mensuales aproximadamente que cada estudiante obtiene del estado simplemente por estudiar. Por suerte, contaba con mis padres, que me pudieron ayudar aportándome el resto que necesitaba al mes para vivir, algo así como otros 300 €, de modo que pude pagar el alquiler y vivir fuera tranquilamente.
-¿Dónde fuiste cuando te marchaste de casa?
-La primera vez que me marché de casa no fui directamente a la universidad, sino que me mudé a Noruega. Tenía 19 años y nunca antes había vivido solo. Una vez en Noruega me dirigí a Oslo, donde ejercí de profesor de guardería durante un año aproximadamente. Luego me marché a EE. UU. para trabajar de au-pair durante otro año y, entonces, me mudé a Malmö y empecé la universidad.
– ¿Es típico para los estudiantes suecos eso de marcharse fuera y recorrer mundo?
– En general, viajar es algo importante para los suecos, pero todavía más para los que viven en ciudades no muy grandes, ya que tienen mayor necesidad de conocer qué hay más allá. En las grandes ciudades sienten un poco menos esa necesidad porque es como que ya viven en un «gran mundo».
– Suecia es un país tranquilo y relajado. ¿Cómo es para ti Barcelona? ¿Hay algo que eches de menos de Suecia?
– Echo de menos la tranquilidad. Incluso cuando vivía en una gran ciudad como Malmö, cuando entraba en mi apartamento podía sentir el silencio, la calma. Esto no pasa en Barcelona; pero, por otro lado, esta ciudad tiene mucha vida. Siempre hay cosas para hacer y ver. En Suecia los veranos son muy alegres, todo el mundo sale y hace cosas, pero cuando llega el invierno la gente ya se recluye en casa. Aquí no es así; no importa el momento del año que sea, te pones el abrigo y sales. También echo de menos saber en profundidad cómo funcionan ciertas cosas del sistema: normativas, ayudas, etc. Llevo 4 años viviendo aquí pero aún hay cosas que no comprendo del todo cómo funcionan.
-Comentas que llevas ya 4 años aquí, así que es de suponer que te encuentras a gusto en Barcelona. ¿Por qué decidiste venir y qué ha hecho que te quedes tanto tiempo?
-Es una historia divertida. Mi novia y yo somos suecos, pero yo vengo del sur y ella es del norte. Un día nos preguntamos: «¿Por qué no vamos a España 6 meses, aprendemos algo de español y tal?». Entonces cuando se cumplieron los 6 meses, dijimos: «Bueno, por qué no nos quedamos un poco más, algo así como 1 año y luego volvemos?». En ese momento empezamos a hablar de dónde iríamos a vivir una vez en Suecia y de repente vimos que no lo teníamos claro. Como teníamos trabajo, un piso acogedor y estábamos bien, decidimos quedarnos más tiempo aquí y contar con más margen para tomar esa decisión. Lo que acabó ocurriendo es que nos dimos cuenta de que disfrutamos mucho de Barcelona y nos encanta, así que al final nos compramos un piso.
– ¿Cómo es tu vida social aquí? ¿Tienes relación con nórdicos?
– Tengo varios amigos, pero la gran mayoría son británicos, ya que trabajé en una escuela de inglés antes de ser profesor de sueco y la mayoría de amigos que conservo son de esa etapa. Tengo varios amigos españoles también, pero desafortunadamente la mayor parte están en el resto de España, no en Barcelona.