Jordi Martín se enamoró de la manera de trabajar de los daneses, fundó su empresa de diseño nórdico en el momento perfecto y el éxito ha sido rotundo. Estudia danés para profundizar sus conocimientos sobre Dinamarca y para estar al tanto de lo que ocurre en el diseño nórdico.
Háblanos de tu relación con Dinamarca, ¿Cómo empezó todo y cuándo?
Me dedico a este sector desde hace casi 20 años, y en un momento determinado empecé a trabajar con Fritz Hansen, una gran marca danesa. Me llamó mucho la atención su manera de trabajar y cómo tenían todo organizado. Y a partir de entonces comencé a fijarme más en el diseño escandinavo en general y en el danés en particular. No tardé mucho en decidir que quería centrarme en el diseño escandinavo.
¿Supongo que tu relación con Dinamarca se ha profundizado a partir de entonces?
Sobre todo, hago visitas profesionales cortas, y cada año sin falta voy a la Feria del Mueble de Estocolmo, la más importante del sector, donde encuentro absolutamente todo lo que me interesa.
¿Por qué decidiste constituir tu propia empresa, Nordicthink?
Por varias cosas. Se despertó mi propio interés cuando empecé a trabajar con la estética nórdica, que coincidió con el tiempo en que aparecieron marcas nórdicas nuevas y los diseñadores daneses jóvenes empezaron a despuntar especialmente. Marcas como Hay, Muuto o &tradition que son ahora mismo muy importantes, tienen casi tienen la misma edad que mi empresa. Era una oportunidad de trabajar en algo nuevo, y además, en el año 2009 y en plena crisis, estas marcas apostaron por precios asequibles. Se juntó todo, y pensé que ahí había una gran posibilidad.
¿Cómo te ha ido?
Pues, muy bien. La verdad es que desde el primer momento funcionó. Empezamos con la página web primero, pero en seis meses ya abrí un salón de exposición. Yo mismo me sorprendí de la respuesta tan rápida. Eso sí, durante los primeros meses la gente me preguntaba que de qué iba esto.
…y a ti te pareció, que en un salón barcelonés encajaría, por ejemplo, una silla nórdica…
Las marcas empezaban a diseñar también, adaptándose a los gustos de fuera de Escandinavia. Capturaban lo mejor del diseño danés, actualizándolo. Efectivamente el tiempo me ha dado la razón con el éxito del diseño nórdico en lo que a mobiliario se refiere. Y es que al estar ya allí, hemos tenido una posición privilegiada. Nos aprovechamos de alguna manera de la inercia positiva que empezó a aparecer progresivamente en aquellos años.
Todo lo que es nórdico se ha puesto de moda, y han aparecido muchas marcas de este tipo. ¿Cómo lo has notado en tu negocio?
Ha sido una locura, incluso se ha desvirtuado un poquito el concepto más puro. Pero a nosotros nos ha ido muy bien esa tendencia porque ya estábamos muy bien situados.
¿Qué es lo que diferencia un mueble danés de un mueble español?
Cada vez se han ido mezclando más los diseños, pero la diferencia radica principalmente en que los diseños nórdicos son de líneas muy sencillas. Eso se da prácticamente siempre. También hay que destacar el uso de los materiales. En el caso concreto de las maderas, suelen ser maderas mejor tratadas, más naturales y con un tacto más agradable. Aquí la gente está acostumbrada a materiales muy barnizados, muy protegidos, incluso con brillo. Ha costado explicar que la madera natural envejecida también es bonita. Asimismo, el uso de la luz es diferente. Con menos intensidad de luz el resultado es igualmente bueno. Así pues, la iluminación, las maderas y las líneas sencillas son las características nórdicas más representativas.
¿Los nórdicos como personas van acorde con su diseño?
¡Totalmente! Se nota ya en la gestión misma de las empresas. Visitas oficinas en Copenhague y ves que están abiertas, no hay un despacho para el jefe, y da la sensación que todo el mundo está en el mismo nivel, todo es más relajado, lo que supone un contraste con nosotros. Además, se trasmite mucho en los productos, con diseños muy tranquilos, honestos, muy sencillos. No tienen truco, por decirlo así. Todo es muy transparente, tal cual. La relación es muy fácil. Es muy fácil ponerse de acuerdo con un danés, todo se hace muy rápido, son como su diseño.
¿Te sorprendió la eficacia nórdica?
Indiscutiblemente. La optimización de los recursos, el pragmatismo, y cómo de ágiles pueden llegar a ser en hacer gestiones es algo extraordinario allí.
Empezaste hace siete años. ¿Contento?
Sí, la evolución ha sido muy positiva. La primera conclusión es que tuve mucha suerte y muy buen ojo cuando me pareció que aquellos productos tenían un gran potencial en el futuro. Es una gran satisfacción pensar que estuvimos en el momento adecuado y con la gente adecuada, y que a pesar de las complicaciones fui casi el único que prestó atención a las marcas nórdicas. Y aún es mejor cuando ves que el tiempo te da la razón.
Además de importar diseño nórdico a España, estudias danés en Institut Nòrdic. ¿Qué tal te va con el idioma?
Me gusta mucho ir a las clases. Me lo paso muy bien y disfruto mucho. En este momento ya puedo entender más cosas. Por ejemplo, ya puedo seguir gente en Instagram en danés. Incluso me compro revistas de diseño danesas.