Sonia García empezó a estudiar sueco en Institut Nòrdic en 1997, cuando tan sólo tenía 17 años. Durante los cinco años siguientes combinó los estudios de idioma nórdico y la carrera de traducción. Más adelante, dio un giro a su vida y creó la agencia de viajes especializada en los países nórdicos, Midsommar Travel, que nació de su pasión por viajar y el conocimiento del idioma sueco.
Después de ser traductora y estudiar sueco has montado una empresa de agencia de viajes especializada en los países nórdicos. ¿Cómo llegaste a esta conclusión?
Estudié traducción porque me gustaba viajar, conocer diferentes países, hablar con la gente y el intercambio de culturas y pensamientos de otros países. Y al final me di cuenta de que estaba todo el día delante del ordenador haciendo traducciones. Se me ocurrió unir la experiencia que tengo de los viajes que he hecho con mis idiomas. Dar un giro a mi vida para dedicarme a lo que realmente me gusta. Uní este conocimiento con el sector del turismo y monté la empresa.
Hoy en día viajamos más pero también reservamos los viajes por nuestra cuenta. ¿Midsommar Travel es una empresa pequeña, especializada, como encaja en el sector del turismo?
Yo creo que el sector del turismo tiende a especializarse, y lo que se ofrece aquí al cliente es alguien que te diseñe algo a medida, un viaje personalizado a tu gusto, alguien que te asesore qué puedes hacer en cada sitio, dónde puedes ir en función de lo que a esta persona le gusta. Esto es un valor añadido que un ordenador no puedes darte. Es la diferencia entre coger un vuelo o un avión o hacer viajes más especiales, completamente al gusto.
Vamos a ver. Quiero ir al norte y a mí me gusta el arte, la gastronomía y la ópera, ¿dónde me enviarías?
Arte y gastronomía a una gran ciudad, tanto Helsinki como Oslo o cualquier capital nórdica pueden ofrecerte esto.
¿Dónde empezó tu relación con Suecia?
Desde que era jovencita. Tenía claro que quería irme a vivir fuera de España y en algún país nórdico en cuanto pudiera, y como me gustaban los idiomas encontré el Club Escandinavo, como se llamaba entonces el Institut Nòrdic. Conocí a la profesora de sueco Dea Mansten, y me gustó mucho la mezcla de la cultura con el idioma. Me apunté y empecé a estudiar sueco allí, hice cinco cursos hasta que me marché de Erasmus.
¿Qué es lo que te atrae de los países nórdicos?
Me gusta la manera que tienen de vivir cerca de la naturaleza. La mentalidad creo que es más abierta, menos de aparentar y juzgar que aquí.
¿Crees que se vive más tranquilo allí?
Sí. Porque a la hora de estudiar o trabajar, el día a día allí se combina mucho mejor.
¿Te caen bien los nórdicos?
Yo he tenido experiencias en el norte que jamás me han ocurrido estando aquí. Por ejemplo, llegar a un pueblo y estar buscando aparcamiento, que te dejen las llaves y te digan volveremos a las ocho de la tarde. Aquí jamás se me ocurriría que alguien me deje las llaves de su casa, hay mucha más desconfianza.
¿Te costó mucho encontrar la comodidad con la que te mueves en el norte?
La primera vez que fui tenía 17 años, me fui yo sola, cogiendo trenes y ferris por Dinamarca y el sur de Suecia. Allí vi claramente la simpatía de la gente y que siempre te intentan ayudar si necesitas algo. Des del primer momento aquello me llamó la atención y fue lo que me enganchó para seguir viajando e interesándome por estos países.
¿Tienes algún lugar en concreto de los países nórdicos?
Es difícil de decir. Yo tengo predilección por Suecia. Para relajarme el Archipiélago de Estocolmo, para comer la costa de Gotemburgo, para el diseño Helsinki y para los paisajes Laponia, los lagos de Finlandia, que son un paraíso de la calma y el relax.
Los españoles están empezando a descubrir los países nórdicos ahora. ¿Porque no antes?
Yo creo que en España ha habido una generación entera en la que la gente no viajaba. Y cuando lo han hecho ha sido en los lugares clásicos, París, Italia, porque están más cerca. Pero una vez la gente ha conocido los sitios tradicionales a los que ir están buscando nuevas zonas. La buena visión que se tiene de los países nórdicos ayuda a que la gente tenga ganas de visitarlos.