Salma Rodríguez, estudiante de finés y danés: “Pensé que, si tenía que vivir fuera de España, me gustaría vivir en Helsinki o Copenhague”»

Salma Rodríguez, estudiante de finés y danés en Institut Nòrdic, está ahora mismo viviendo su sueño nórdico. Con la carrera de periodismo internacional en el bolsillo, esta toledana vive en Copenhagen y se está convirtiendo en una experta en los países nórdicos. Después de visitar varias veces Copenhague y hacer erasmus en Vaasa (Finlandia), Salma se ha afincado en la capital danesa y planifica continuar en el norte, en los países que siempre le fascinaron.

Por Hannu Arvio

Hannu: Generalmente, estudiar un idioma nórdico para los españoles no es lo más común. Solemos hacer otras cosas cuando elegimos formación extra para nosotros. Además, tú has estudiado dos (idiomas nórdicos). ¿De dónde vienen estas ganas?

Salma: Realmente, todo empezó con Finlandia. En mi caso, cuando llegó el momento de elegir un destino Erasmus, casi todo el mundo, incluso yo, tenía pensado escoger destinos por el Mediterráneo: Italia, Francia… más cercanos a España. Pero yo decidí que quería algo totalmente contrario a España, lo más lejano y lo más diferente posible. Siempre me habían llamado la atención los países nórdicos, pero nunca había ido o había conocido a alguien que hubiera ido y me hubiera dicho que eran maravillosos. Así que me salió Finlandia en la lista y dije “pues me voy a Finlandia”. Yo le tenía echado el ojo a los países nórdicos, pero sí que una vez allí, vi que realmente me gustaban mucho, me gustaba mucho la cultura. Y sobre todo Finlandia me gustó porque era diferente en el sentido en que era un país nórdico, pero además porque también era diferente al resto de países nórdicos.

 

Hannu: Por un lado, dices que elegiste algo muy diferente a los demás. Por otro lado, fuiste a un lugar completamente desconocido. ¿Tiene algo que ver con tu carácter?

Salma: Totalmente. Porque además, cuando yo estaba en Finlandia, sí que notaba que era más afín con mis compañeros finlandeses de la universidad que en las fiestas y las excursiones que se organizaban para los estudiantes Erasmus. Yo solía compartir habitación e irme con los finlandeses porque los sentía más cercanos a mi carácter más relajado. Muchas veces, en España, somos muy alborotadores, de jaleo. Y sí que es verdad que a mi me gusta más la tranquilidad. Y Finlandia me pareció que encajaba mucho con esto.

 

Hannu: Seguimos con tus motivos para estudiar idiomas nórdicos. Te adaptaste bien a Finlandia, estudiaste finés. Ahora vives en Copenhague y estudias danés. ¿Tiene algo que ver con tus estudios de periodismo?

Salma: Un poco sí. Para mi (estudiar periodismo) era intentar descubrir, investigar cosas nuevas. Sí que es verdad que, por ejemplo, en periodismo, en las clases (además yo que estudié periodismo internacional) estudiamos Estados Unidos, Oriente Medio… lo típico que se estudia, otras culturas. Pero a mi siempre me ha fascinado mucho cómo lo han hecho los países nórdicos. Hoy en día, no quiero decir que son más avanzados porque cada país ha avanzado como ha podido, tienen una sociedad tan diferente, lo que se consideraría hoy una sociedad casi perfecta. Es decir cómo tienen un estilo de vida y una sociedad que básicamente tienen las necesidades cubiertas.

Salma decidió hacer algo diferente y escogió Finlandia para su experiencia Erasmus

Hannu: Cuando tú llegaste a Vaasa, hace unos años, llegaste en verano, cuando todo es bonito. Y estuviste allí mientras avanzaba el año hacia el invierno que, de hecho, es como estar en otro país. ¿Qué descubriste durante ese período, esos meses?

Salma: Yo llegué en agosto, cuando todo es precioso, hay mucha luz, todo está verde… vamos, increíble, sobre todo comparado con Castilla la Mancha, de donde yo venía, pues es todo bastante diferente. Y, de repente, los días empezaron a acortarse muchísimo, y sí que hubo un momento en el que llegué a pensar que la gente exageraba cuando hablaba de la oscuridad y la depresión (del invierno en Finlandia), pero sí que me afectó bastante el tema oscuridad. Y me dí cuenta porque los finlandeses casi no salían y solo coincidía con los estudiantes extranjeros. Y llegó un momento en que lo compartía e incluso lo prefería, de hecho prefería quedarme en casa tranquila después de clase y relajada con unas velas… muy nórdico la verdad. Descubrí que cómo es la sociedad tiene que ver mucho con el país en sí pero también con el idioma. Y pensé que me encantaría estudiar el idioma porque es una cultura que me parece muy interesante en sí misma y que es muy diferente, incluso a lo que yo me esperaba. Porque yo esperaba encontrarme lo que me habían dicho: gente fría, más distante… pero en absoluto. Obviamente no tienen el mismo carácter que los españoles o los italianos, que no es algo malo. Pero para mí es diferente e interesante. Y quise aprender el idioma para conocer mejor la cultura y entender por qué la gente es así. 

 

Hannu: ¿Cómo fue la vida de estudiante en Finlandia?

Salma: Pues, sorprendentemente, fue bastante diferente a la de España. Obviamente salía de fiesta, aunque también era un poco diferente, pero sí que me dedicaba más a quedar con amigos e irnos a su casa, en lugar de ir a la discoteca. Y era algo que no solía hacer en España. Y era interesante, porque sí que es verdad que hablábamos más, no bebíamos tanto, era un ambiente más relajado.

 

Hannu: Finlandia en sí, como país, ¿cómo lo veías? 

Salma: Como algo distante. Yo recuerdo que lo primero que me decía la gente cuando decía que me iba a Finlandia era que qué frío. Yo realmente lo que me imaginaba de Finlandia era un páramo helado, con pocas personas, quizá con un oso (porque yo vivía al lado del bosque)… 

 

Hannu: Tipo Juego de Tronos, al otro lado del muro.

Salma: (Risas) Sí, sí, totalmente. Para mí era el otro lado del muro. Pero llegué y descubrí que no. Que es un país diferente, que me sorprendió porque era diferente en cuanto a lo que me esperaba como a lo que no me esperaba. En ciertas cosas sí que noté similitudes con ciertas partes de España, que eso no me lo esperaba. 

 

Hannu: ¿En qué, por ejemplo? 

Salma: Yo viajaba mucho por España de pequeña, mis padres me han llevado mucho por España. En el sur, por ejemplo en Andalucía, no quiero generalizar pero la gente es más extrovertida. Y la gente que yo conocía del norte parecía más introvertida, aunque esto no significa que cuando la llegabas a conocer, veías que realmente era extrovertida. Quizá hacía falta conocerlos un poquito más. Y con los finlandeses me pasó un poco lo mismo. Al principio era todo más educado, más formal. No más distante pero sí más formal. Sí que me costaba un poquito más hacer amigos finlandeses, es decir, tenía que insistir. Pero una vez los conocía, encontraba que se comportaban exactamente igual que mis amigos españoles. No era tanta la diferencia que había, si no que era un poco más lento el proceso. 

Su experiencia en los países nórdicos junto con sus estudios de periodismo internacional han cambiado la visión del mundo que tiene Salma

Hannu: A partir de entonces empezaste a estudiar finés. Pero durante esta entrevista estás en Copenhague. Y en Institut Nòrdic estudiaste danés hasta un nivel avanzado. ¿Qué ha pasado? 

Salma: En realidad, el primer país nórdico al que fui fue Dinamarca, no Finlandia, aunque fue un viaje de 3 días. Y cuando llegué a Copenhague me gustó mucho, pensé que era una ciudad muy “vivible”. Es una ciudad muy acogedora, es grande pero no es como, por ejemplo, Madrid, que es una gran ciudad que a mi, personalmente, me agobia mucho. Los daneses tienen también una forma de ser que me resulta agradable, me gusta estar con ellos y hablar con ellos. Me pasó un poco lo mismo en Helsinki. Yo pensé que, si tenía que vivir fuera de España, me gustaría vivir en Helsinki o Copenhague. Porque son ciudades que tienen de todo, pero sin los contras de las grandes ciudades.

 

Hannu: Quizá mantienen esa cotidianidad.

Salma: Sí, es todo más acogedor e íntimo. Y fue cuando pensé en estudiar un idioma nórdico. De hecho, yo empecé estudiando sueco en Finlandia, ya que allí es el segundo idioma (oficial). Pero no terminaba de conectar con el sueco. Y pensé en probar con el danés, porque me gustaba mucho Dinamarca. Y empecé con el danés y poco a poco fui enamorándome de Dinamarca, fui viniendo muchas veces y al final encontré pareja aquí y decidí venir a Copenhague. 

 

Hannu: Supongo que estás a gusto en Copenhague. ¿Ves tu futuro allí?

Salma: Si te digo la verdad, no lo sé. Yo ahora mismo estoy en un punto de mi vida en el que estoy empezando a vivir fuera. Porque una cosa es vivir como estudiante y otra vivir trabajando, hacer vida. Entonces estoy explorando opciones pero la verdad es que no me cierro puertas. Me gustaría pasar unos años aquí, me gustaría estar un tiempo estable aquí, pero quizás en 5 o 10 años quiera irme a otro sitio. Y seguramente sería Finlandia, por familiaridad. 

Las capitales nórdicas tienen de todo sin perder la esencia de las ciudades más pequeñas

Hannu: Este empeño tuyo hacía el norte, lo habrás hablado con tu familia y amigos en Toledo. ¿Lo tienes que explicar?

Salma: Sí (risas). Siempre que digo que no puedo quedar porque tengo clase de danés o finés o porque tengo que estudiar, siempre me preguntan el por qué. Yo ya no sé cómo explicarlo, así que al final siempre digo que es por amor al arte. Por curiosidad pura y dura y por interés. Una vez decidí que iba a venir a Copenhague, la gente empezó a entender lo de (estudiar) danés, pero lo del finés no se lo explica nadie, ni siquiera mis padres, yo creo. A pesar de que a mis padres les gusta mucho Finlandia y siempre me han apoyado, pero no se lo explica nadie. Y la verdad es que no sé cómo explicarlo. Siempre digo que es una cultura diferente, que son idiomas muy distintos al español y que me gusta mucho aprender idiomas y culturas nuevas.

 

Hannu: Has estudiado periodismo internacional, que incluye entender el mundo para después explicarlo. Después de estas dos experiencias con idiomas y países nórdicos, ¿ves el mundo de diferente manera?

Salma: Sí, y de hecho creo que me ha hecho más tolerante y abierta de mente. Yo, de pequeña, no viajé mucho fuera de España. Empecé a viajar mucho más cuando empecé la universidad y, de hecho, el año que estuve en Finlandia, viajé un montón y conocí muchas cosas nuevas. Soy de una ciudad pequeña, de la “España profunda”, y tenía ciertas ideas de lo que había visto en la tele y en películas pero sí que es verdad que verlo en la vida real, estudiarlo y entenderlo también, me ha abierto mucho la mente, me ha hecho mucho más tolerante y creo que me ha hecho mejor persona. Sé que suena a cliché, pero creo que me ha hecho madurar mucho, también.

 

Hannu: ¿Qué le dirías a alguien que está pensando en hacer ahora un Erasmus? ¿Aconsejarías hacer lo mismo que has hecho tú?

Salma: Sí. Yo tenía intención de irme a Italia en un principio porque me encantaba Italia, pero llegó un momento en que se me cruzó el cable y pensé que quería algo diferente. Mucha gente se toma el Erasmus como para irse de fiesta todo el día, pero no es así. Para mi fue mucho más cultural que de fiesta, porque de fiesta puedo irme en España. Yo recomendaría escoger un sitio muy diferente sin pensarlo mucho. Si te llama la atención Finlandia, pues Finlandia. Si te llama la atención Noruega, pues Noruega. Es simplemente hacer algo que, yo creo, que no te arrepientes, porque al final si no te esperas nada de ese sitio solo te puede dar sorpresas para bien. Si vas sin expectativas yo creo que siempre te llevas sorpresas positivas.

En un futuro Salma no descarta marcharse de Copenhague para volver a Finlandia

Hannu: Hablando de los idiomas que has estudiado, el finés tiene cierta fama, reputación de ser difícil. ¿Cómo lo ves después de haberlo estudiado durante tres años?

Salma: Yo creo que lo subestiman (risas). El finés es un idioma tan diferente… y tiene tantas capas… Una de las cosas por las que yo siempre digo que estudio finés es por Tolkien, por qué se basó en el finés para crear el élfico. Y muchas veces le digo a la gente que suena a élfico. Ahora me hablan en finés y lo entiendo, pero al principio me sonaba a élfico. Me parece algo tan único que realmente no sé cómo la gente todavía no ha descubierto el finés como idioma y cultura. No sé cómo la gente ha ignorado tanto Finlandia, porque al final con toda la gente con la que hablo de esto, al final me dicen que les resulta interesante. Pero es que es un idioma tan único y diferente, ni mejor ni peor. No se puede comparar a nada.

 

Hannu: ¿Y el danés? También tiene su fama. Ya hablas danés.

Salma: SÍ, más o menos. En el trabajo ya hablo danés así que estoy cogiendo bastante soltura. Pero el danés y el finés, para mi, se han complementado muy bien porque lo que me cuesta más en finés me cuesta menos en danés y al revés. En finés me cuesta menos leer porque la fonética se parece más al castellano, pero en danés me cuesta muchísimo más leer y pronunciar que la gramática. En mi opinión se han complementado muy bien. Estudiar estos dos idiomas juntos me parece muy buena idea, porque lo que mejor te sale en uno, peor te sale en el otro. Y así se van complementando.

Los padres de Salma siempre la han apoyado en su camino hacia el norte